viernes, 19 de octubre de 2007

¿...SOLO PARA EL VERANO?


¿Quién dijo que las bicicletas son solo para el verano?. pues ya ven ustedes que no es así. Las biclicletas son para cualquier tiempo, y más ahora que las vemos por todo lugar, hasta por donde no debían de circular, las zonas peatonales; como si en su insensato transitar intentaran recordarnos que cuando fueron inventadas, allá por el siglo XIX, se las denominó maquinas andantes.
Este velocípedo, es uno de los vehículos de desplazamiento más populares que existe, lo mismo los veremos en países desarrollados como en sociedades del tercer mundo. China - por ejemplo - es la nación que mayor número de bicicletas tiene por habitante (más de mil millones), allí todavía sigue siendo el medio de transporte prioritario.
Por el contrario en el primer mundo, la bicicleta ya solo se utiliza como vehículo de ocio, ya sea para desplazamientos cortos en sociedades con una alta concienciación ecológica, o como maquina de tortura clavada a la tarima de un gimnasio, convertidas en bicicletas inválidas que no te llevan a ninguna parte. Triste final para un gran invento
. (A la memoria y mejor recuerdo de Fernando Fernán Gomez, recientemente fallecido)

sábado, 11 de agosto de 2007

GOLONDRINAS

Lo decía el poeta, todos los años vuelven. Regresan a sus “acosados” nidos de barro y baba. Invaden los pueblos con sus revoloteos, esparajismos, trinos y cabriolas aéreas. Hay quien dice que devuelven la vida a los lugares asolados, otros menos optimistas, aseguran que la encarecen, alteran, piden mucho, y dejan poco.
Las “golondrinas”, esos emigrantes cíclicos que regresan todos los años a ocupar temporalmente el “nido” que allí dejaron sus antepasados, “revuelven” con su hiperactividad urbana, la conservadora y monótona vida de los lugares donde mantienen el “nido”, si este no ha sido derribado. Buscan entre los sombríos aleros y los límpidos cielos, algo que en las tierras donde residen habitualmente hace tiempo que perdieron: sosiego y vida tranquila. Se alimentan de pipas de girasol, renuevan su plumaje con camisetas y bermudas multicolores, calzan chancas de dedo, y algunas hay, que vuelven con las alas rotas planteándose la posibilidad de terminar sus días, al cobijo de sus antiguos nidos.
Digan lo que digan, son la alegría del pueblo. Parlotean, presumen, riñen y se quieren. En el fondo eso es la vida, pues a la muerte siempre la gustó el silencio.

sábado, 14 de abril de 2007

EL OMBLIGO DE VENUS

Algunas veces los científicos se olvidan de sus razonamientos sistemáticos y se dejan llevar por la imaginación, poniendo a las cosas nombres bonitos y hasta sugerentes. Este es el caso de esta menuda y humilde plantuela que responde al nombre de “ombligo de venus”, bello ejemplar botánico de hojas carnosas de tacto suave y encerado, que gusta de crecer en grietas húmedas de las rocas con escaso sustrato, por lo que también se la identifica científicamente como umbilicus rupestris o más familiarmente como oreja de monje.
De estos dos nombres comunes con los que se la identifica (ombligo de Venus u oreja de monje), yo personalmente me quedo con el primero. Me parece más acertado, más carnal y hasta si quieren, más sensual. Pero tranquilos… que ya se que estoy hablando de una planta, y además estoy seguro que el nombre se lo puso un monje que las veía muy a menudo por las tapias de su monasterio, identificándolas más con esa acogedora parte femenina que con sus pabellones auditivos. Además, como casi todas las plantas contiene principios medicinales, pues con ella se elabora una pomada que es muy buena para las hemorroides, no os decía yo que era un poco sensual…

sábado, 20 de enero de 2007

VAMOS COMO LOCOS


No lo digo yo, lo dicen las estadísticas y la cartilla de los puntos. La carretera se ha convertido en una de las primeras causas de muerte por accidente en muchos de los países de este apresurado primer mundo. Todos los fines de semana, puentes y fiestas de guardar caemos como pajarillos en autovía nueva. La muerte - esa eterna enemiga - se agazapa buscando descuidados, o aliándose a los inconscientes del acelerador.
A estas tragedias viarias las denominamos genéricamente como “accidentes”, cuando mucho de ellos no lo son, pues un accidente es un “suceso eventual o acción del que involuntariamente resulta daño para las personas o las cosas”. Todos sabemos que en muchos de estos percances la involuntariedad es la última excusa de su origen, pues muchas veces se encuentra en el retorcido laberinto de la insensatez humana, en la falta de sentido común, y hasta en la ausencia de respeto al prójimo, sea este humano o semoviente, como el pardillo de la foto.
De todos modos la pregunta que ya nadie nos podrá responder, es la de ¿cual de los dos iba como un loco?.